​

El proyecto Mobiliario Minimalista en Arquitectura Industrial redefine la integración entre mobiliario y arquitectura desde un enfoque técnico y estético. El concepto parte de la premisa de que el mueble no es un objeto adyacente al espacio, sino una extensión estructural del mismo. En una cocina de tipología industrial, la composición espacial se organiza en una "U" interrumpida, cuya isla central funciona como comedor y eje funcional, donde la materialidad —MDF melamínico, concreto a la vista, y los acabados del acero en láminas y tuberías expuestos— dialogan, el pragmatismo de infraestructura y el interiorismo funcional.

​

El proyecto está concebido bajo estándares LOD 300, optimizado para manufactura CNC, y enfatiza la coherencia visual mediante un sistema de ensamblaje sin herrajes visibles. La iluminación suspendida, infraestructura eléctrica, de protección contra incendios y ventilación mecpanica, configuran una narrativa visual de interacción industral con la Arquitectura técnica. En este marco, SOMA propone una reinterpretación contemporánea del minimalismo: no como vacío o ausencia, sino como presencia consciente del detalle constructivo, del acabado en crudo, donde cada componente revela su función con transparencia y rigor.

​

De esta forma, SOMA se consolida como una plataforma de diseño arquitectónico experimental, orientada a la incorporación de materialidad, ergonomía y manufactura digital. Su propuesta conjuga la arquitectura industrial con una filosofía de síntesis funcional, donde el mobiliario forma parte orgánica de la estructura, y la precisión geométrica se convierte en hábitat funcional.

​