Les Fleurs du Mal
[Tableaux Parisiens]
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​
PAYSAGE
​
LE SOLEIL
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LE CYGNE
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LES SEPT VIEILLARDS
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LES PETITES VIEILLES
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LES AVEUGLES
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LE SQUELETTE LABOUREUR
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LE CRÉPUSCULE DU SOIR
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LE JEU
​
DANSE MACABRE
​
L’AMOUR DU MENSONGE
​
JE N'AI PAS OUBLIÉ, VOISINE DE LA VILLE
​
La servante au grand cœur dont vous étiez jalouse
​
BRUMES ET PLUIES
​
RÊVE PARISIEN
​
LE CRÉPUSCULE DU MATIN
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​A UNA MENDIGA PELIRROJA
[ID 10-1173-479 DNDA Colombia]
Nena blanca de crin rojiza,
Horadada es tu vestimenta
De la que escapan la pobreza
Y la belleza,
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Para mí, poeta maldito,
Tu cuerpo joven y enfermizo,
Estrellada, de pecas llena,
A su dulzura.
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Portas más elegancia
Que una reina de novela
Sus borceguíes afelpadas
Tus incómodas pezuñas.
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En lugar de un trapo desprovisto,
Que traje de corte suntuoso,
Apliques largos y llamativos pliegues,
Pisándote los talones.
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En vez de medias con agujeros,
Sólo para ojos de los desviados,
En tu pierna un dorado estilete,
Reluce nuevamente.
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Lío de nudos mal atados,
Confesar por nuestros pecados
Tus dos radiantes senos, hermosos
Como ojos;
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Que por quitarte el ajuar
Tus brazos se hacen rogar
Y cazan con golpe amotinado
Los dedos del trasgo,
​
Perlas del agua más bella,
Sonetos del Maestro Belleau,
Por tus galantes encadenados,
Incesantemente ofrecidos.
​
Trovadores de rimas,
Te dedican sus primicias,
Y contemplan tus sandalias,
Bajo las escaleras,
​
En esta página, que ama el azar
Muchos señores y muchos Ronsard
Prepararían para la deducción
¡Tus tarifas reducidas!
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Juntarías sobre tus lechos,
Más besos que flores de Lis,
Y pondría bajo tus preceptos
¡Más de un Valois!.
​
-Sin embargo, vas mendigando
Los antiguos escombros yaciendo
En el paso de algún Véfour
Instante crucial.
​
Disimulada vas a ojear
Joyas de veintinueve centavos
Las cuales no puedo, ¡Oh! ¡Perdón!
A ti donar.
​
¡Ve!, entonces, sin alhaja alguna,
Diamantes, perlas, esencia,
Que tu desnudez escasa,
¡Oh mi belleza!